La FIFA designó las ternas arbitrales que dirigirán los últimos -y cruciales- dos partidos que Uruguay disputará por las Eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica. En el estadio Centenario, mientras tanto, el 14 del citado mes, el clásico del Río de la Plata entre Uruguay y Argentina va a ser arbitrado por los paraguayos Carlos Amarilla, Nicolás Yegros y Emigdio Ruiz Roa.
Considerando ambas designaciones en forma global, hay que convenir que fue satisfecho -si se puede decir así- el deseo de la dirigencia de la AUF, que aspiraban a que ambos cotejos estuvieran a cargo de árbitros de países que "están fuera de la conversación", porque ya lograron sus respectivos pasajes al Mundial; en este caso, Brasil, Paraguay y Chile.
Sin embargo, en lo previo, no parecen ofrecer las mismas garantías, al menos de idoneidad, e incluso personalidad o impermeabilidad, hasta por motivos geográficos, Fagundes y Amarilla.
Es decir, no se trata de que el brasileño tiene buenos antecedentes, con actuaciones parejas, y de que el paraguayo ha sido -cuando menos- más irregular, siendo capaz de cumplir una gestión impecable como la que realizó en el partido que Defensor le ganó -eliminándolo- a Boca Jrs. por la Copa Santander Libertadores en la mismísima "Bombonera", como también otras del nivel que las que tuvo en el Mundial de Alemania, donde fue uno de los dos árbitros que una vez disputada la primera fase fue mandado por la FIFA de vuelta hacia sus países de origen.
Un aspecto a tener en cuenta es que Fagundes reside en Brasil y Amarilla en Paraguay, donde está la sede de la Confederación Sudamericana, con algunos de cuyos máximos dirigentes el árbitro paraguayo convive prácticamente todos los días, y en la que es inocultable el peso político que -hasta por la fuerza de sus logros deportivos- tiene el fútbol argentino.
Si en la próxima fecha, como es previsible, Argentina le gana de local a Perú, y Uruguay pierde en Quito, no importa si el posterior partido de los celestes con los argentinos "lo hace" Amarilla o un "juez de crimen".
Sin embargo, si Uruguay gana, o incluso empata en Quito, y Argentina tiene que venir al Centenario para evitar quedar eliminado o tratar, por lo menos, de ir al Repechaje siendo quinto, parece difícil que -humano al fin- el árbitro paraguayo se mantenga impenetrable ante la presión del impacto universal que significaría que el Mundial de Sudáfrica no contara con la participación de Argentina.
Así que, en todo caso, está encencida una luz Amarilla.
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