Estos chicos han interpretado, como muy pocos en los últimos años, la garra charrúa, que significa dejar el alma en la cancha para ganarle a la adversidad. Volvieron a hacerlo ayer, luego de comenzar perdiendo ante Colombia y dar vuelta el marcador para ganar por 2-1 y dar un paso fundamental para clasificar al Mundial de Egipto.
Estos chiquilines, que se van empapados y fundidos, pero con la victoria entre sus manos, hacen erizar la piel.
Estos chiquilines, que se van empapados y fundidos, pero con la victoria entre sus manos, hacen erizar la piel.
Emocionan. Permiten creer en el fútbol uruguayo.
Ayudan a soñar en un retorno a los primeros lugares.
El anegado campo de juego del estadio Monumental fue un aliado para los cafeteros, pues impidió que los celestes pudieran desplegar su principal arma que es el buen toque de balón, las triangulaciones y la velocidad.
La cancha, en la que fue imposible jugar al fútbol, emparejó las posibilidades.
La cancha, en la que fue imposible jugar al fútbol, emparejó las posibilidades.
Otra vez la celeste daba vuelta un resultado.
Una vez más se le ganó a la adversidad.
Se venció a Colombia y también a la mala onda que había dejado el debut con derrota ante Brasil.
Uruguay está más vivo que nunca y Colombia condenado a sufrir por culpa de la mezquindad de su técnico.
Uruguay está más vivo que nunca y Colombia condenado a sufrir por culpa de la mezquindad de su técnico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario