GENTILEZA (www.conmebol.com)La segunda parte de una nota realmente espectacular realizada por la CONMEBOL, a un paraguayo que la vida le jugo una mala pasada, pero el supo salir adelante con una fuerza de voluntad enorme.
-Te vemos anímicamente entero.
-Sí, como siempre, estuve así desde el primer día del accidente, en todo momento traté de tomar la cosas con mucha fuerza viendo que tenía una esposa y dos hijos que me necesitaban, así que desde el primer día traté de retomar mi camino, volver a seguir los pasos por los cuales venía anteriormente y gracias a Dios todas esas cosas se están dando. Los objetivos que me había fijado antes siguen en pie. Se me alargaron los tiempos, es todo. Pero el más importante ya lo hice: volver a jugar al fútbol. El 16 de noviembre último, a dos años del cruento suceso en la autopista italiana, Julio González sintió que volvía a nacer: ese día retornó oficialmente a las canchas, pero con Tacuary. Por el campeonato paraguayo enfrentó a Olimpia en cancha del tricampeón de América.
-¿Cómo te recibieron?
-Todos los hinchas de pie aplaudiendo, fue maravilloso, algo que no se ve todos los días.
-¿Sos de llorar?
-Si, soy de llorar (risas).
-¿Lloraste en algún momento?
-Lloré cuando estaba en el túnel, cuando salí a la cancha... Hasta hoy día no tengo palabras para describir ese instante, esa emoción.
-¿Quién era el técnico?
-Francisco Ocampos con Daniel Lanata, y estaba también Vicente Quintos. Ese día estaban concentrados sólo en mi vuelta al fútbol. (N. de la R.: Ocampos es el representante de Julio González, al mismo tiempo presidente del Club Tacuary, y habitualmente comparte la dirección técnica de su equipo con otros profesionales).
-¿Y los rivales? ¿Te hablaron, te quisieron apoyar?
-Carlos Gamarra, que fue mi compañero en la Selección y en ese momento era el capitán de Olimpia, se me acercó y me dijo: "No pienses que porque no tenés brazos no te vamos a patear". Eso para mí es algo lindo, me sentí respetado, que me vieran como un rival que les podía hacer un gol y crear problemas como ellos a mí. Pero muy bien, eso es lo que yo busco.
-¿Ninguno usó una chicana para achicarte?
-No, no, eso no.
Luego jugó los dos últimos partidos de la temporada 2007: Libertad y Sol de América, cada vez con más minutos en campo. Cuenta mil cosas hermosas que le pasaron en estos más de dos años desde el accidente, pero una le quedó marcada.
Luego jugó los dos últimos partidos de la temporada 2007: Libertad y Sol de América, cada vez con más minutos en campo. Cuenta mil cosas hermosas que le pasaron en estos más de dos años desde el accidente, pero una le quedó marcada.
-Tuve una visita muy importante para mí, la de Alex Zanardi, piloto de fórmula Indy, que sufrió un accidente en el cual perdió las dos piernas y le habían dicho que nunca más iba a volver a correr profesionalmente. Sin embargo él se propuso volver a hacerlo y lo hizo. Se construyó él mismo, con sus propias capacidades, un vehículo que pudiera ser manejado por él y volvió a correr, volvió a ganar carreras, campeonatos, eso le demostró a mucha gente que si uno tiene las intenciones, las fuerzas para volver a ser lo que uno quiere, lo puede hacer. Alex me dijo que lo más importante de todo era lo que yo pensaba, lo que yo creía. Seguí su consejo.
-¿Cómo surgió la idea de seguir jugando después de un golpe así?
-Y... se fue dando. Si tenés un problema y alrededor tuyo no encontrás el apoyo para superarlo se hace más difícil. Sin embargo a mí todas las personas que se me acercaron no hicieron sino darme fuerza, empujarme a seguir luchando, que iba a volver a jugar, empezando por el presidente del Vicenza, Sergio Cassingena; el primer día que me desperté después del accidente me dijo el ¿Vicenza va a hacer todo lo posible para que vuelvas a jugar al fútbol?. Y no fueron apenas palabras, cumplió: me alargó el contrato un año más y después me permitió poder seguir una recuperación importante en Italia, tener otro tipo de atención médica, me posibilitó estar con mis compañeros. Ese período fue muy importante para mí, estar con personas capacitadas demostrán- dome que el camino hacia la vuelta al fútbol era posible.
-Aparte la solidaridad.
-Sí, también. Recibí cartas de apoyo moral de todo el mundo, también del presidente del Inter, de la asociación italiana de futbolistas, de los capitanes de todos los equipos de la federación, sentí el apoyo de todos. Y eso que no soy italiano. Todo ello fue despertando dentro de mí fuerzas hasta de donde no tenía. Me hicieron propuestas de todo tipo; de los medios, de los canales italianos para trabajar como periodista deportivo y comentar partidos de la Selección Italiana, de trabajar como técnico. Yo renuncié a todas ellas por un sueño, era el de volver a jugar al fútbol y gracias a dios se me dio. Pero de todas formas yo tengo las puertas abiertas en Italia para volver cuando quiera, es más, la relación con mi equipo allá sigue intacta. Hoy en día soy observador de nuevos talentos del Vicenza aquí en Sudamérica, lo cual estiró mi contrato como futbolista. De todas formas, viendo que mis intenciones eran siempre las de volver a jugar, me dieron la posibilidad de regresar a mi país y seguir trabajando ligado a ellos buscando chicos jóvenes. Por eso mi agradecimiento a esta gente es inmenso, sobre todo al presidente, que fue la persona principal que me siguió apoyando. El Vicenza es como mi segunda casa.
-¿Volviste alguna vez?
-Si, volvimos en noviembre antes de mi debut aquí en Tacuary. Llevé tres chicos paraguayos, muy linda experiencia, la primera llevando jugadores. Ojalá les puedan dar frutos futbolísticamente.
-¿Lo hacés para cumplir con tu contrato?
-No, lo hago principalmente por amor, ellos no me exigen y yo no tengo arreglo con ningún jugador aquí, no me interesa; al que llevo es por mérito y con todas las ganas de que se puedan quedar, para mí es un orgullo poder darle esta salida a algunos chicos de mi país y colaborar en algo con el Vicenza.
Julio jugó dos Copas América con la Albirroja: Colombia 2001 y Perú 2004, en la que anotó un gol a Brasil en el triunfo paraguayo por 2 a 1. Y tiene la medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Pero ya no sueña con laureles ni millones.
Julio jugó dos Copas América con la Albirroja: Colombia 2001 y Perú 2004, en la que anotó un gol a Brasil en el triunfo paraguayo por 2 a 1. Y tiene la medalla de plata lograda en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Pero ya no sueña con laureles ni millones.
-¿Cómo te sentiste en el retorno?
-De los tres primeros partidos el primero fue el más difícil, me costó muchísimo porque esperaba por sobre todas las cosas jugar 10 ó 15 minutos, sin embargo a ultimo momento el técnico decidió mandarme a la cancha de titular, algo que no me esperaba y para lo cual, me di cuenta después, no estaba preparado.
-Como un nuevo debut.
-Tal cual. Pero bien; muy nervioso, eso sí, muy ansioso, feliz? Un montón de sentimientos se juntaron en ese momento, es difícil de explicar.
-¿Jugaste esos tres partidos, hiciste la pretemporada a la par de tus compañeros, ahora sentís que vas progresando?
-Sí, siento que voy mejorando, que progreso a nivel futbolístico, algo que demostré también en la pretemporada haciendo los mejores tiempos en la parte física es algo que a mí me llena de alegría, ver que no tener un brazo no me dificulta poder ser de todas formas el mejor dentro de la cancha.
-¿No te quita equilibrio, movimiento?
-La verdad que no, el trabajo que realicé a mitad de año fue fundamental, un trabajo de fortalecimiento importante con gente muy capacitada como dije anteriormente, en el cual en un año se apuntó netamente a poder darle a mis piernas la posibilidad de aguantar tres veces el peso de mi cuerpo y yo creo que eso no es algo fácil, ya que peso 80 kilos. Ojo, hice un trabajo de piernas impresionante.
-Robustecer los cruádriceps para que te permitan hacer movimientos que a lo mejor los haces con el brazo también.
-Exactamente, esa es la definición que ellos me dieron en ese momento; al no tener el apoyo del brazo izquierdo y la poca ayuda del derecho había que apuntar todo a las piernas para lograr equilibrio. Diversos ejercicios en los que trataban de tirarme al suelo de varias maneras. Muchísimas veces caía, pero debía aprender a defenderme sólo con las piernas. Y ahora que volví a hacer fútbol intensamente comprobé la importancia de aquello. En un partido amistoso contra Libertad antes de empezar el torneo, recibí las felicitaciones de parte de todos, y mis adversarios recibieron reproches de su técnico por no poder atajarme, me lo dijo Celso, mi hermano, que juega en Libertad. Y bueno yo creo que no es porque ellos no querían sino que no pudieron. Ahora espero demostrarlo en este campeonato que viene. Creo que volví en el momento exacto, jugué tres partidos, luego tres días de vacaciones y a la pretemporada, perfecto.
-¿Usás prótesis?
-Sí, pero ocasionalmente, cuando tengo algún compromiso social o para ir a dar un paseo, en mi vida cotidiana no me gusta usar la prótesis. Y en el fútbol no están permitidas porque podría ser peligroso para los rivales, incluso a mí si tengo algún tipo de caída. De los cinco hermanos González, una es mujer, los cuatro varones son futbolistas. Celso, el mayor (27 años), en Libertad; Iván (21) actúa en Suiza. Y David (16) es arquero y milita en las inferiores de Tacuary. Toda la familia recibió dos impactos crueles. A los dos meses del accidente de Julio, falleció la madre.
-¿Ella estaba enferma?
-Estaba un poco enferma, pero jamás pensamos que sería para eso, ya que tenía 48 años. Yo estaba en Italia arreglando los pasajes para volver a Paraguay justamente para poder demostrarle a mi mamá que estaba bien. Por eso digo que esas son las cosas irrecuperables, lo demás tiene solución, nada es más importante que la vida.
-¿Cuándo estuviste en condiciones de volver a entrenar?
-Salí del hospital a mitad de febrero del 2006; tenía muchísimas ganas de estar con mis compañeros, entonces en el primer partido que hubo fui a visitarlos dentro del campo y hubo una ovación inmensa de parte de los hinchas locales y visitantes. Fue muy lindo volver a una cancha después de estar dos meses encerrado en el hospital. Después de eso fui recuperando las fuerzas y a tres meses de que me dieran el alta volví a los entrenamientos. De a poquito, una caminata, luego trote y así me fui recuperando hasta que llego el día en que pude hacer los trabajos normalmente como todos mis compañeros.
-Te vinculaste a Tacuary básicamente por tu representante, Francisco Ocampos, que es también titular del club.
-Exacto. Francisco fue una de las primeras personas que viajó de Paraguay a Italia para verme en el hospital y que me demostró las intenciones de él y del club Tacuary de permitirme poder seguir entrenando y jugando al fútbol. Me abrió las puertas del club.
-Imaginamos la cantidad de sensaciones que habrás vivido en estos dos años tan particularmente intensos.
-Siempre fui muy creyente en Dios y me siento un tipo lleno de bendiciones. Fueron muchísimos momentos emotivos, que no me dejan otra cosa que seguir luchando, peleando, viendo que la vida te prepara sorpresas lindas y sorpresas feas. Me tocó vivir de las dos. Algunos de tus colegas me dijeron
"¿Nunca le preguntaste a Dios por qué?".
Yo digo que fui muy afortunado, Dios me regaló el fútbol, una familia, unos hijos sanos, me regaló poder ir Italia, el fútbol más importante de Europa, jugar en mi selección" Y en todos esos momentos yo nunca le pregunté por qué. Estando en el hospital me dije a mí mismo:
¿Por qué ahora le tengo que preguntar a Dios por qué?. Debía aceptar las cosas que me estaban pasando y tomar todo en el aspecto más positivo. Y vino este tiempo lleno de emociones, meses que me llenaron de alegría y que seguramente voy a llevar muy adentro toda mi vida, como cuando volví a pisar el césped vestido de jugador, la cantidad de cartas y mensajes llegados a Tacuary, un club tan chico de Asunción que recién hace seis años está en Primera División. Me dijeron que nunca habían recibido tantas cartas ni mensajes como en el momento en que volví al fútbol. Todo ese apoyo de la gente es algo por lo que vale la pena vivir. Lo mismo del periodismo, los dirigentes, los hinchas.
-¿Qué fue lo que más te impactó?
-La verdad, me impactó el interés de la gente a nivel humano. Generalmente ante estas cosas la gente se interesa en un primer momento y luego se olvida, sin embargo hasta hoy día, más de dos años después, sigo recibiendo el apoyo y el cariño de muchas personas. Hasta hoy estoy contactado con el presidente del Inter de Milán, que maneja varios centros de ayuda a niños pobres en varias partes del mundo y quiere apoyarse en mí para abrir también un centro en Paraguay y creo que es algo importante, porque hay gente más importante a la cual podría contactar aquí en Paraguay, hay un montón, está el mismo Carlos Gamarra, que jugó en el Inter. Sin embargo, el presidente Moratti quiere que yo sea el responsable de este proyecto. Esto realmente me emociona.
La vida lo puso en una carrera con obstáculos. Vallas muy altas. Julio toma carrera y va; pasa algunas, voltea otras, pero sigue. Es un obstinado de la fe.
La vida lo puso en una carrera con obstáculos. Vallas muy altas. Julio toma carrera y va; pasa algunas, voltea otras, pero sigue. Es un obstinado de la fe.
JULIO VALENTÍN GONZÁLEZ FERREIRA
NACIMIENTO: 26 de agosto de 1981, en Asunción
NACIMIENTO: 26 de agosto de 1981, en Asunción
PUESTO: Centrodelantero
CLUBES: Guaraní (2000), Huracán (Argentina, enero 2002), Vicenza (Serie "B" Italia, julio 2002 y julio 2004), Tacuary (2003 y 2007-08), Nacional (enero 2004). Disputó con la Selección de Paraguay 2 Copas América (Colombia 2001 -3 partidos- y Perú 2004 -1 cotejo), y 1 encuentro en la Eliminatoria Sudamericana (2002).
Con la Selección Juvenil jugó el Sudamericano Sub-20 (Ecuador 2001) y Mundial Sub-20 (Argentina 2001).
Integró además el Preolímpico Sub-23 (Chile 2004).
TÍTULOS: Medalla de Plata olímpica (Atenas 2004) con la Selección de Paraguay. Premio "Il bello del calcio", otorgado por La Gazzeta dello'Sport (2006) en homenaje a Giacinto Facchetti.
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