25 marzo 2008

UN CANTO A LA VIDA (1)

GENTILEZA (www-conmebol.com)
Los primeros días de diciembre de 2005 fueron días felices para Julio González; el gol le sonreía en el Vicenza italiano; llevaba 8 en 15 partidos y el técnico de la Selección Paraguaya, Aníbal Ruiz, acababa de visitarlo para informarle que sería convocado al Mundial de Alemania 2006. La vida era verdaderamente bella. Con 24 años se sentía fuerte y joven. El 22 de ese mes a las 4,30 de la mañana, mientras conducía hacia el aeropuerto para volver a Asunción, donde pasaría las fiestas, un grave accidente cambió para siempre su futuro.

-Manejaba mi vehículo por la autopista junto a un compañero argentino del Vicenza, Gerardo Grighini. Íbamos al aeropuerto de Venecia para volvernos a nuestros países a pasar las fiestas. Y choqué de frente contra un camión.

-¿Cuál fue la causa?
-Veníamos de dos días muy intensos. Habíamos jugado de visitantes en Rímini con un ida y vuelta en colectivo, un viaje bastante largo; volvimos a Vicenza de madrugada y a la mañana temprano hicimos un recorrido para saludar a las autoridades de la ciudad por las fiestas navideñas. Estuvimos prácticamente dos días sin haber descansado. Me agarró un golpe de sueño y me hizo perder el control del vehículo, que impactó contra un camión y luego rebotó y dio contra otro. Uno de esos golpes hizo que perdiera prácticamente el brazo izquierdo.
-A partir del accidente ¿como fue todo?
-Siempre estuve consciente, el auxilio llego bastante rápido, tanto de bomberos como la ambulancia; el traslado querían hacerlo por vía aérea, pero no se pudo por no contar con la luz del día, aún era noche cerrada.

-¿Cuando te dijeron que debían amputarte el brazo?-Los médicos hicieron todo para salvarme el brazo, y lo iban logrando, pero lastimosamente luego de 26 días el brazo ya no respondió a causa de las arterias. Tuve una hemorragia importante en las heridas y los médicos se dieron cuenta que tenían que tomar una decisión.

-¿Te lo consultaron?
-Sí, yo estaba despierto, era muy temprano, las enfermeras entraron como todas las mañanas a hacer la limpieza del brazo, a cambiar las sábanas y cuando me destaparon vieron que la cama estaba completamente llena de sangre; por no tener sensibilidad en el brazo, yo no lo sentía. Bueno, fue otro milagro más del Señor, por que si me hubiese ocurrido eso a la noche, estando dormido, hubiese muerto desangrado en la cama sin que nadie se enterara. Me dijeron que me quedaba un sólo litro de sangre. Pero les dio tiempo a los médicos para proceder a la amputación y salvarme la vida.

-Terrible momento cuando te preguntaron...
-Sí, aunque ya estaba un poco preparado porque sabía que estaba tan dañado el brazo que no iba a tener sensibilidad, era para la apariencia nomás, más un obstáculo que otra cosa. De esa forma no hubiese tenido la posibilidad de jugar nuevamente, así que yo estoy contento de estar con vida por sobre todo y de poder hacer lo que a mí me gusta.
Julio luce excelente de ánimo. Está feliz porque ha vuelto al fútbol, tiene la ansiedad de un debutante. También porque su otro brazo, el derecho, va recuperando de a poco la fuerza, el movimiento.

-Éste también sufrió un daño importante, se me produjo un estiramiento del flexo brazal y de los nervios, lo cual me sacó la sensibilidad y también el movimiento. Me hicieron una cirugía para devolverme esas funciones tratando de conectar los nervios. Fue una operación complicada, pero de a poquito está dando sus frutos; hace un año no movía absolutamente nada del brazo, sin embargo ahora me manejo solo, me cambio, me visto, me alimento solo, conduzco mi vehículo...

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