14 julio 2010

COSECHARON LO QUE SEMBRARON

El festejo no termina. Es más, recién comenzó. Ahora será tiempo de que los futbolistas nacidos en el Interior se trasladen seguramente a cada una de sus ciudades natales a visitar a los familiares, y los homenajes se seguirán sucediendo en varios puntos del país.

Pero la jornada de la víspera será inolvidable.
No solo para los jugadores y el cuerpo técnico celeste, que volvió a nuestro país con un cuarto puesto mundialista, sino para el Uruguay todo, que vivió un día histórico, lleno de emociones; que comenzó a cerrarse con el homenaje realizado por el Gobierno Nacional en el estrado levantado frente al Palacio Legislativo, donde una multitud se reunió para brindar su agradecimiento a los jugadores y el cuerpo técnico liderado por Oscar Tabárez.
Pero miles y miles de personas acompañaron a la selección desde las 11.30, cuando el ómnibus que trasladó a Uruguay rumbo al Palacio Legislativo comenzó su marcha más temprano de lo previsto, a paso de hombre, con el pueblo uruguayo derrochando emociones al costado del camino realizado en una travesía interminable.
El agradecimiento permanente del público fue recibido también con lágrimas y una sorpresa increíble por quienes seguramente no se imaginaron que, en Sudáfrica, estaban devolviendo la vida a todo un pueblo, y no solo el futbolístico.
Los futbolistas sacaron rápidamente a relucir sus cámaras, intentando registrar para la posteridad imágenes inolvidables, saludando permanentemente a las miles de personas que brindaron su reconocimiento.
El ómnibus celeste, encabezado con la frase “¡Vamos… que vamos!” y cerrando con un “Orgullo celeste”, se llenó de banderas uruguayas, con los jugadores vestidos en los colores patrios, haciendo flamear el Pabellón Nacional, mientras firmaban autógrafos, saludaban y devolvían el afecto de la gente.
El recorrido fue extenso, interminable. Pero seguramente nadie arriba de ese ómnibus se dio cuenta de que recorrer los kilómetros que separan al Complejo “Uruguay Celeste” del Palacio Legislativo insumiría nada menos que cuatro horas y media.
Nadie se imaginó un recibimiento multitudinario, plagado de agradecimiento y emociones.
Es que todo Uruguay quiso devolverle a este plantel, nada más y nada menos que lo que estos muchachos entregaron en la cancha: el corazón.

No hay comentarios: