11 enero 2010

AL FINAL NO ERA TAN MALI...

La Copa Africa arrancó con un partido insólito: Angola, el anfitrión, ganaba 4-0 hasta los 80´: recién entonces, Mali metió su primer gol, se puso 2-4 a los 88´... ¡Y lo empató con dos goles en el descuento!

Los dos últimos goles, los que cristalizaron la hazaña, los que derrumbaron la fiesta del anfitrión, son una muestra clarísima de que el miedo a perder te lleva a perder.
Dos bochazos larguísimos encontraron solitos a futbolistas de Mali dentro del área de Angola, cuyos defensores estaban congelados: primero Keita, el volante del Barcelona, la clavó de volea junto a un palo; después, Mustapha Yatabare se vistió de ícono de un partido insólito: el delantero del Clermont, de la Segunda de Francia, agarró un rebote y pum, adentro.
Y se readaptó la regla: los (an)goles que se meten en un arco, también se meten en el otro... Angola se floreaba en el estreno de la Copa Africana de Naciones.
Se fue al entretiempo con un 2-0, gracias a un par de cabezazos precisos de Flavio, delantero del Al-Shabab de Arabia.
La fiesta inaugural, coqueta, continuaba en el césped.
Las tribunas deliraban. De hecho, en la segunda etapa, dos pitazos del árbitro engordaron la alegría: dos penales permitieron que Gilberto (volante del Al-Ahly egipcio) y Manucho (punta del Valladolid) gritaran y empujaran a imitarlos a los 45 mil presentes en el estadio.
Mali recién logró descontar a los 80', después de un tole tole en el área que terminó con Seydou Keita pegándole a la pelota de puntín para meterla en el arco en medio de decenas de piernas de compañeros y rivales.
A los 88, un centro desde la izquierda fue cabeceado de manera brillante por Kanouté.
Pero, claro, el atacante del Sevilla casi ni lo gritó.
Era entendible: faltaban tres minutos y su equipo perdía 4-2.
Hubo algo que no fue entendible: los goles de Keita y Yatabare, uno detrás del otro, como simultáneos baldazos de alivio y de dolor, según quién los diera y los recibiera.
Es cierto: la peor imagen se la lleva el anfitrión, porque empató un partido que ganaba por cuatro goles de diferencia.
Algún mérito tiene. Pero impactan las últimas imágenes.
Ese equipo que había sido superado, que era goleado y manoseado, al final no era tan Mali...

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