29 septiembre 2009

LA CONSIGNA ES SEGUIR ASÍ

Esta vez apareció el futbol de los pibes y la Celeste a puro toque despachó a Uzbekistán, fue 3-0, pero el score debió ser más abultado;Lodeiro, Urretavizcaya y el Morro hicieron los goles, los chicos de Aguirre ya están casi en octavos.

El toque de primera en la mitad de la cancha, los desbordes acalambrantes de Adrián Guinino, los pases quirúrgicos de Mauricio Pereyra para el Morro. Insinuaban, presumían que el gol estaba ahí, cerquita, porque Uruguay abrumaba con su juego a Uzbekistán que cada vez más se metía en su arco. Pero, todo avance uruguayo en los primeros 26 minutos de juego, siempre terminaban estrellándose en el palo o en las manos de Kuvatov. 
Tanta insistencia, tuvo su recompensa fue en ese bendito minuto 26.
El palo ya no molestó, la defensa Uzbeca ya no bancó.
El pibe de Peñarol, Gastón Ramírez, se la bajó al Nico Lodeiro y este con un zurdazo de primera rompió el cero.
Ese cero que se tendría que haber quebrado mucho antes porque los pibes celestes eran más y mostraban el juego colectivo que ilusionó al país en el Sudamericano de Venezuela.
Se notó que los nervios del debut pasaron y la filosofía de Aguirre se imprime en la cancha.
La buenas nuevas no terminaron ahí, el gol tranquilizó y puso nervioso a el equipo asiático tanto, que a Urunov se le fue la patita y el juez no dudó: roja directa.
Ahí, con el impresionante ritmo de juego que los pibes de Aguirre mostraban, más las solidez de Coates y Silva atrás, Uruguay tenía todo para arrasar, para golear y para abrochar el pase a octavos.
Y así fue, en ese mismo eléctrico primer tiempo la Celestita tendría que haber marcado más goles pero además de las atajadas del arquero rival y los palos el Morro estaba peleando con la redonda y no la podía embocar.
Faltaba ese famoso "último toque".
El segundo capítulo, mantuvo la tónica del primero con Abel Hernández y Tabaré Viudez, Diego Aguirre apostó a liquidar el match y lo logró, la ambición tuvo su premio; el jugársela también.
Porque el pibe que juega con la siete y que parece que anda buscando equipo, nuevamente demostró que es titular.
Desiquilibró y Uruguay se soltó más que nunca.
Las situaciones de gol siguieron llegando, Urreta definió bárbaro un alacambrante desborde Viudez: 2-0 y partido cerrado.
Pero quedaba una perlita más, el Morro se sacó la mufa del penal que había estrellado en el palo (qué raro el palo ¿no?) y convirtió ese gol que todos los delaneros precisan para jugar mucho más tranquilos.
Así, se cerró un victoria redondita que mereció tener más goles, pero que sirvió para tener el boleto casí a octavos.
Lo importante que los pibes de Aguirre se reencontraron con el fútbol que saben a hacer.
Ahora, la consigna es seguir así.

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