Uruguay perdió una gigante posibilidad contra un equipo eliminado.
Perú ganó bien con gol de Reginfo en la hora.
Faltó personalidad, fútbol e inteligencia.
¿Sudáfrica 2010? Legisimo.
Uruguay perdió bien, casi timoratamente, contra el último de la Eliminatoria. Fue 1-0 en la hora, con un gol desafortunado que no deja de ser justo.
Y lo que duele es la forma, no el resultado.
Hasta el partido con Perú, la Selección merecía ir al Mundial.
Ahora esa afirmación no da ni para mencionarla.
Uruguay se dejó llevar por un equipo sin futuro (ni presente), sin gente en la tribuna, que tiene como figura a un lateral izquierdo y tuvo que apelar a dos jugadores casi retirados.
No hubo ni fuerza ofensiva ni seguridad defensiva.
Eguren estuvo perdido, Lugano desprolijo y Fucile nervioso.
El equipo dejó que Perú desplegara las escasas armas que tenía: liberaron a Solano y Palacios para tirar pelotazos, y le regalaron la banda izquierda a Vargas para pasar la tarde.
Con esas pocas migajas el local se fue animando, y por momentos parecía ser quien buscaba el pasaje al Mundial.
Uruguay dependió exclusivamente de las aventuras de Malaka, junto a Castillo y Gargano el único despierto en todo el primer tiempo.
El segundo tiempo fue otra cosa, aunque igual de negativa.
Se dieron cuenta que Sudáfrica estaba a 45 minutos de escaparse, más allá de lo que diga la odiada calculadora.
Entonces, de un momento a otro, hicieron del partido un desafío al corazón. Pasaron de la siesta al energizante, arriesgándose al matar o morir.
Se estuvo más cerca de lo primero: Abreu, Suárez, Cebolla, Japo Rodríguez, todos tuvieron sus chances.
Ninguna entró y la locura se fue alargando.
La locura llegó hasta el banco, donde un acongojado Tabárez metió cambios sin saber bien lo que quería.
En ese momento el punto ya era un derrota y el partido ya era un sin sentido, porque la imagen de Uruguay era lamentable.
No había fútbol, pero tampoco tranquilidad ni inteligencia para bancar una situación comprometida.
Faltos de jerarquía, la presión se adueñó de unos jugadores que demostraron que ser mundialistas les queda un talle grande.
El sorprendido Reginfo lo confirmó, sacándole jugo a una Lima que no esperaba nada de su Selección. Y dejando en el borde del precipicio.
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